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LOS DIEZ
Como los definió Pedro Prado en su "Somera iniciación al Jeslé", Los Diez no "forman ni una secta, ni una institución, ni una sociedad. Carecen de disposiciones establecidas, y no pretenden otra cosa que cultivar el arte con una libertad natural". Otro requisito indispensble para formar parte del grupo era estar convencidos de que "no encarnamos la esperanza del mundo"... Hay que agregar que la palabara Jelsé no significa nada, es otra de las bromas de Prado.
Otra cosa que vale la pena aclarar es el nombre, pero ni siquiera eso está tan claro, pues existen 3 versiones diferentes acerca de su adopción. Primero, se cuenta que Julio Bertrand elogiando el buen sentido del humor y confianza frente a la adversidad de Pedro Prado le preguntó si habrían en Santiago más personas como él, a lo que Prado le contestó que "quizás buscando, buscando, habrá DIEZ personas más". Otra versión, esta vez de Alberto Ried, dice que el nombre lo puso Manuel Magallanes Moure, una vez que estaban en la Plaza de Armas y los contó apuntándolos con el dedo y dijo "puesto que somos diez, nos llamaremos LOS DIEZ". La última opción para el nombre viene de la idea que tuvieron Pedro Prado, Alberto Ried y Julio Bertrand de construir un cenáculo para diez artistas en el cerro Navia, dentro de un claustro. "Diez únicamente, que habrían de vivir entregados a la realización de sus obras" (según Armando Donoso). Otra característica es la utilización de una "X" para escribir el nombre. Este hecho podía dar la sensación de algo desconocido (la incógnita) o la modestia en lo anónimo, que se puede traducir en la frase "Ya que hemos hecho voto de humildad y no queremos darnos de exhibicionistas, llámennos simplemente Los Equis". La fundación del grupo también presenta varias imprecisiones, por ejemplo Pedro Prado dice que se formaron cerca de 1914, Alfonso Leng afirma que se reunía más o menos entre 1913 y 1914, pero según Acario Cotapos ya existían antes de la Primera Guerra Mundial. Quizás sea más apropiado fijar la fecha en 1915 cuando Pedro Prado publicó Los Diez, un crónica ideal del grupo; y se comienza a preparar la Primera Exposición del grupo, que se inauguraría en junio de 1916, en el Salón del dairio El Mercurio. El carácter fundacional de la exposición de pinturas de Prado, Magallanes Moure y Ried lo da la certeza de que a partir de ese momento comenzaron a ingresar los miembros que conformarían definitivamente el grupo. Lo conformaban el pintor Juan Francisco González, los músicos Alfonso Leng, Acario Cotapos y Alberto García Guerrero, el arquitecto Julio Bertrand, el crítico literario Armando Donoso, los pintores, escritores y escultores Alberto Ried, Pedro Prado y Manuel Magallanes Moure, y el escritor Augusto D'Halmar (sindicado como el "hermano errante", debido a sus permanente ausencias). Luego de la muerte de Julio Bertrand ingresa Eduardo Barrios, además del poeta Ernesto A. Guzmán y el pintor escultor Julio Ortiz de Zárate. Varios de estos nombres se los puede encontrar después como Premios Nacionales de su especialidad, lo que le da realce al grupo. Las primeras reuniones fueron en el subterráneo de una cervecerías de calle Huérfanos, luego fueron variando en diferentes casas de los miembros del grupo y la oficina de los Diez en Morandé 448. En la casa de Pedro Prado (Mapocho) se inauguró en 1918 "la torre de uno de Los Diez y de los nueve restantes". Esta torre dio origen a una leyenda (casi como todo lo relacionado con el grupo) relacionada con tres torres, la de la casa de Prado, el proyecto de construir una en Las Cruces y la otra que esisió en una mansión que iba a ser cedida al grupo, pero que, según Alberto Ried, nunca alcanzaron a instalarse. La hermandad y unión de Los Diez no estaba regulada de ninguna forma contractual o artificial, era más bien una reunión de jóvenes amigos atraidos por la simpleza de compartir sus pasiones como leer poemas, tocar música o pintar, e incluso para "cultivar el humor", pues según los miembros afirmaron nunca se tomaron muy en serio a ellos mismos, pero le tenían mucho cariño a Los Diez, como grupo. Úno de los propósitos tangibles del proyecto era la publicación de 12 volúmenes al año con una definida programación que eran 5 a la REVISTA, 4 a la BIBLIOTECA, 2 a PINTORES CHILENOS y otro dedicado a la MUSICA, ESCULTURA y ARQUITECTURA.
El primer número de la REVISTA apareció en septiembre de 1916, y dejaban de manifiesto sus intenciones de difundir el arte nacional, pero además la ventana estaba abierta para los artistas "sudamericanos y extranjeros". La crítica fue muy positiva con esta revista, llenándola de elogios, pero sólo se publicaron 4 números, aparte de 8 libros alternados, es decir fueron 12 los números tal como la programación original, pero lamentablemente no se repitió en años posteriores, y así en agosto de 1917 terminó la aventura editorial de Los Diez. El hecho de finalizar la empresa editorial debe haber provocado el comienzo del fin del grupo. Pero no puede atribuírsele el carácter de único evento rupturista, sino que también una desintegración "por defecto", ya que los miembros de esta comunidad mantenía proyectos propios que los absorbían... Incluso estas separaciones físicas no son las que terminaron con el grupo, pues habían afectos muy fuertes que hacían imposible su disolución real, aunque en la práctica ya se había disuelto lo que se conoció como "Los Diez". Como curiosidad se puede dejar constancia de que el último documento publicado bajo el nombre de Los Diez fue finalizando 1924, y tenía carácter político. Se trata del escrito de Pedro Prado "Bases para un nuevo Gobierno y un nuevo Parlamento", y fue un aporte que acompañó el derrumbe del régimen Parlamentario chileno. Esto podría demostrar que la insensiblidad ante los hechos que conmovían al país en esa época, criticada en los últimos años por quienes antes habían sido fervientes defensores, no era tal. Quizás el grupo finalmente perteneció a la llamada Generación de 1912 o, según Gabriela Mistral, a la 1914. Según la poetisa esta generación fue "una especie de puente", ya que en ella se encuentra "el extremo de una generación anterior, la verdaderamente modernista" y los albores de una nueva "que sigue después que será la futurista". Fernando Durán en "Los Diez y la literatura chilena" (1976), afirma que lo que hace única la propuesta de Los Diez es su voluntad de continuar "esa que podríamos llamar visión criollo-cósmica, bajo las más variadas y diferentes expresiones artísticas".
Proyecto Patrimonial "Los Diez al Bicentenario"
Estas fueron las publicaciones de "Los Diez":
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